El contrato de franquicia no puede considerarse completo sin la adhesión inquebrantable a los principios éticos que sustentan la relación. La ética, la integridad, la honestidad y la transparencia no solo son deseables, sino esenciales para el éxito a largo plazo en el mundo de las franquicias. En un entorno empresarial donde la confianza es la moneda más valiosa, la inversión en estos valores es una inversión en el futuro.
En el competitivo mundo de las franquicias, donde la expansión y las ganancias son prioritarias, a menudo se pasa por alto un pilar esencial: la ética empresarial. En mi más de dos décadas de experiencia en el campo, he aprendido que la ética no es una opción, sino un imperativo moral y un camino hacia el éxito sostenible en el largo plazo.