“Mejor desempeña su tarea el abogado que evita un litigio
que aquel que logra la victoria en el proceso”
-Roberto L. Mantilla Molina-
Por Eduardo Poblete
Afirmar que la vida de México está fundada en el Derecho, es un hecho fuera de toda discusión.
Baste recordar que la primera cátedra para la enseñanza del Derecho se impartió en la Real y Pontificia Universidad de México en 1553; época en que la ciencia, moral como vendría siendo el Derecho, era influida por la religión y el misticismo.
El Derecho obviamente cincela la Constitución de un país, que a su vez perfila su sistema de vida como sociedad y ante el mundo; así nace la Constitución de 1824, aun con influjos religiosos; la de 1857 de corte liberal; la de 1917, concebida dentro de un pensamiento científico social.
-El Derecho como creador y transformador de la vida de México; en definitiva, la vida de México está fundada en el Derecho. –
La pregunta surge obligada: si somos históricamente un país de Derecho ¿Por qué la justicia no le va a la par?
Excelentes abogados, los hay en México, porque para que las legislaturas locales y federal tenga tal profusión de leyes a lo largo del tiempo, se requiere del conocimiento y el ejercicio de la abogacía tanto para la producción legislativa como la operativa jurídica.
Cabe una referencia válida en este contexto: nuestra Constitución, la última ha tenido 707 reformas a través de 233 Decretos; es una de las más reformadas en todo el mundo, según la Dirección General de Difusión y publicaciones del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República.
-Trabajo y creatividad jurídica, la matemática lo confirma, la hay; aunque la justicia siga a la zaga-
Solo por hacer un símil: “La fisonomía de un país, el modo con que están agrupadas las montañas, la extensión de las llanuras, la elevación que determina su temperatura, en fin, todo lo que constituye la estructura del globo, tiene las relaciones más esenciales con los progresos de la población y el bienestar de los habitantes”.
¿Radiografía de México? Diríase resonancia magnética de México. Así parece por la descripción que hizo Alexander Von Humboldt en el siglo XIX, debido a su prodigalidad en recursos naturales, de nuestro país al que denominó el Cuerno de la Abundancia.
La riqueza del país es inmensa, el talento jurídico está más que probado.
-Derecho y riqueza natural ahí están. Juntos.
El secular marco del Derecho que ha construido la abogacía en la historia de México únicamente requiere que pongamos en consonancia Derecho y Justicia para acceder igualitariamente a la riqueza y alcanzar la paz.
Entonces pareciera que no basta con ser un buen abogado, sino un abogado que asuma que la esencia del derecho es o debe ser el imperativo categórico de la justicia.
Dignifiquemos con renovados propósitos nuestra noble profesión.